miércoles, 26 de enero de 2011

Súper ratón.

Mi ídolo de la infancia siempre fue mi hermano, me encantaba su forma de ser, quería ser como él, TANTO que vivía molestándolo o me quedaba horas mirando qué hacía (por más que solo se siente a jugar a la pc.) a veces charlábamos, escuchábamos música (así mis gustos musicales fueron pareciéndose a los suyos), empecé a entender como era su manera de pensar; es más, por momentos pensábamos las mismas cosas, cuando él estaba mal y no le contaba las cosas a nadie yo le decía a mi mamá: "no te preocupes, no quiere hablar lo que le pasa con nosotros, soy igual". Sí, llegué a un punto en el que sentía que tenía una personalidad similar a la suya, bah, no lo sentía, lo era. A medida que íbamos creciendo la admiración pasó a ser algo de celos, sí, lo veía como el hijo perfecto para mis viejos entonces quería ser como él y hasta mejor, pero nunca fue suficiente, al menos yo no me sentía lo suficientemente buena como para ser la hija perfecta. Seamos sinceros, siempre va a haber un preferido para cada padre (como el capítulo de Los Simpsons, cuando Bart y Lisa compiten en el hockey sobre hielo), me pasaba lo mismo, cuando hacía voley y tenía partidos, nadie iba a verme. En cambio, a mi hermano lo iban a ver TODOS los domingos cuando jugaba, nos fuimos toda la familia a verlo a Tandil cuando tuvo un seven allá, mi vieja fue a verlo a Mar del Plata con las demás madres de rugby, no se perdían ni un solo partido. Eso me daba más celos todavía, y a la vez quería ser más que él, mejor hija, pero nunca alcanzaba, no para mi. Siguió pasando el tiempo y como todo adolescente deja de darle cierta importancia a lo que digan/hagan sus viejos, entonces dejé de lado esos celos, pero todavía seguía con una pequeña admiración hacia él. Creo que lo mismo que veían mis viejos, lo veía yo, era mi ídolo, admiraba a mi hermano. Bueno, siguió pasando el tiempo y yo me cerraba cada vez más con mi familia, casi ni hablaba con ellos, y cuando hablábamos o yo reaccionaba mal o alguna discusión tenía que haber. Me cerré más todavía, y sólo se quejaban de que nunca contaba mis cosas y que siempre me encerraba en el cuarto o que contestaba mal. La verdad es que sí, tengo un carácter de mierda y lo reconozco, salto como leche hervida, tengo poca paciencia y sólo discuto cosas que sé que tengo razón porque no me gusta quedar humillada como una idiota. Entonces después de discusiones me decía a mi misma: "ya fue, nunca te van a dar la razón" y les decía: OKEY, ME VOY (y me iba a mi cuarto).
Hoy con 18 años y medio sigo teniendo cierta admiración hacia mi hermano, además es el primero que me hizo tía y lo amo con toda mi alma (a él y a mi sobrino hermoso). A veces me decía, mis celos son por mis viejos, mi hermano no tiene la culpa, él es quien es, y es auténtico. Creo que por eso, y porque nunca me daba bola, siempre quise ser como él. Gracias por enseñarme todo lo que me enseñaste y por ser ese hermano cuida que fuiste siempre conmigo, por defenderme cuando los pendejos idiotas del colegio me molestaban y fuiste a agarrarlos (sin pegarles, sólo fuiste a hablarlo), siempre estuviste ahí para cuidarme y a pesar de tu nueva vida lo seguís estando. Te amo y sos el mejor hermano varón que alguien puede tener. Si bien mi ídolo fuiste vos, vos y Bárbara son los MEJORES HERMANOS del mundo, a pesar de nuestras peleas, los amo como a nadie; además, es común que peleemos, después de todo... somos hermanos.

2 comentarios:

Limalimón dijo...

Expresaste las cosas de una manera que me super llegó!
Que lindo contar con un hermano y saber que a pesar de las diferencias existe algo más allá de todo eso que te hace amarlo tanto.
Hermosa entrada!

Nico dijo...

Gran post. Manifestaste un montón de sentimientos.

Abrazo grande.